La situación derivada de la Covid-19, ha supuesto un cambio en la vida de las personas a todos los niveles. Se trata de una crisis sin precedentes, ya que nunca se había dado una ocasión en la que se vieran implicadas tantas partes, lo que ha dado lugar a que todos los sectores quisieran aportar su granito de arena, buscando una fórmula mágica para combatir el virus con una vacuna o intentando mejorar la calidad de vida de las personas a través de aplicaciones tecnológicas.

Debido al escenario de la nueva realidad que se nos plantea, muchos países se han volcado en la investigación, tanto en el campo de la salud como en el social o de la seguridad individual o colectiva. Tecnologías como la Inteligencia Artificial, la Visión Artificial o el Big Data, presentes y maduradas ya en sectores industriales, desde la irrupción del coronavirus, también sirven para cubrir nuevas necesidades sociales y laborales.

Las nuevas normas de seguridad e higiene implantadas requieren de sistemas que verifiquen la distancia entre personas, el cumplimiento del uso de mascarillas, la temperatura corporal, etc. Por ejemplo, a través de la Visión Artificial se analizan imágenes o vídeos de cámaras térmicas, las cuales mediante infrarrojos miden de forma automática la temperatura para detectar la enfermedad y controlar el acceso de personas. Estos dispositivos se han ubicado en aeropuertos o estaciones de tren, así como en puntos estratégicos de la ciudad, los cuales mediante algoritmos de Inteligencia Artificial detectan los rostros humanos.

Con el fin de dar una respuesta ágil a la alta demanda de productos en farmacéuticas y laboratorios, se están aplicando tecnologías avanzadas de Visión Artificial, automatización y análisis de datos para asegurar el menor número de defectos y contribuir sin intervención humana en la producción y distribución de medicamentos y tests, así como en la identificación de sustancias para fármacos.

La robótica también entra en juego. Cada vez son más las empresas que, a la hora de hacer los repartos de paquetes o de comida a domicilio, para evitar el contacto directo y el riesgo de enfrentarse a contagios, recurren a robots. Ya los hay activos, como el caso de la empresa de mensajería FedEx, con un robot repartidor, o de Amazon, quienes ya han apostado por una política de contacto cero entre humanos. Además, mediante robots y drones, también se han llevado a cabo labores de desinfección de calles y de vigilancia.

Otro de los grandes desafíos de la pandemia siempre ha sido la protección de las personas, desde sus inicios hasta hoy en día, que continúa siendo obligatorio el uso de mascarillas. Por este motivo, un gran número de personas se volcaron en la confección de mascarillas, así como de pantallas protectoras hechas con impresoras 3D. Empresas que, a través de la tecnología y la diversificación, convirtieron sus instalaciones en fábricas de mascarillas y pantallas faciales para suplir el desabastecimiento de estos útiles de primera necesidad.

En definitiva, tecnología al servicio de la salud, al servicio de la lucha contra la Covid-19. Innovación que ha salido y continúa saliendo a relucir a todos los niveles. Una ayuda que no cesa para poder frenar los contagios, restablecer los ritmos de vida de las personas y habituarse, sin más remedio, a una nueva normalidad en la que la tecnología está puesta al alcance de toda la sociedad.