Josep Tornero lleva muchos años ligado a la docencia y la investigación, con proyectos dentro y fuera de España. En la actualidad lidera un grupo de investigación que trabaja en técnicas de control, simulación, planificación y programación de robots industriales y vehículos autoguiados. En los últimos años, su trabajo está muy relacionado con el sector del automóvil, al que considera fundamental. En esta entrevista, realizada por Vicente Küster, reivindica el peso estratégico de la investigación cómo único camino para salir de la crisis.
“No se puede crear empleo de calidad sin invertir en tecnología”
Josep Tornero lleva muchos años ligado a la docencia y la investigación, con proyectos dentro y fuera de España. En la actualidad lidera un grupo de investigación que trabaja en técnicas de control, simulación, planificación y programación de robots industriales y vehículos autoguiados. En los últimos años, su trabajo está muy relacionado con el sector del automóvil, al que considera fundamental. Reivindica el peso estratégico de la investigación cómo único camino para salir de la crisis.
Vicente Küster
¿Los recortes en investigación y desarrollo hacen a los países más pobres?
Por supuesto que sí. Creo que a España no le queda otro camino que invertir en mano de obra cualificada y aplicar investigación y desarrollo. Cuando no podemos competir por costes, hay que competir por tecnología. Si no se apuesta por eso, claro que se empobrece. No se puede crear empleo de calidad sin invertir en tecnología. No tenemos otra alternativa.
¿En España se apuesta realmente por la investigación, o es una cortina de humo?
Se habla mucho de la investigación pero se apuesta muy poco. En España apenas representa entre un 1,3 y un 1,4% del PIB, cuando la media europea (si consideramos los 27 países europeos) se sitúa en un 2,4%. Teniendo en cuenta que la Comisión Europea quiere llegar a un 3%, estamos un poco lejos. Si reducimos la inversión en I+D, como ha ocurrido estos dos últimos años, nos alejaremos de ese objetivo y empezaremos a parecernos más a los países africanos.
Durante bastante tiempo, la actividad en I+D+i ha estado muy ligada a la subvención, dándose casos en los que ésta era lo que hacía viable un proyecto. Ahora que el panorama ha cambiado, ¿cómo ve el futuro de la investigación en España?
Para lo único que es buena la crisis es para limitar el despilfarro. También en I+D ha podido haber cierto despilfarro pero la inversión en I+D es imprescindible. Por supuesto existen vías alternativas a la inversión directa, como por ejemplo incentivar a las empresas en vez de inyectar dinero a los generadores de I+D. Las empresas tienen que vincularse, y eso es tan importante como que se genere I+D. Se trata de dirigir la investigación y el desarrollo hacia el consumidor que lo va a utilizar.
En España siempre se ha investigado, pero sin una apuesta clara no vamos a sacar rendimiento o rentabilizarlo adecuadamente. Es una cuestión de masa crítica; necesitamos un volumen suficiente de I+D para que fluya. Hay una infraestructura mal dotada, pero existe. Si se reduce la financiación, la estructura podría desaparecer y arrancar después sería casi imposible. Esto no se genera de la noche a la mañana, si destruyes el tejido investigador lo puedes pagar muy caro.
Ha participado en multitud de proyectos de investigación europeos y con empresas de diversos sectores. ¿Qué necesita la Comunitat Valenciana para ser más competitiva?
Igual que el resto de España, tener productos con más innovación y que los investigadores sigan proponiendo e inyectando nuevas ideas y productos. Una buena comercialización ayuda, pero que el producto sea bueno es fundamental. Ya que no puede ser forzosamente barato, tendrá que ser forzosamente bueno.
Es muy importante que las empresas sobrevivan. Aquí el nivel de emprendedurismo no es alto, por tanto hay que apoyar a las empresas que quieren nacer y las que ya están no pueden morir. Pueden adelgazar si es necesario pero no desaparecer. Crear empresas es muy duro. Si se muere el tejido, da igual que luego haya dinero. Por tanto, cualquier idea innovadora debe ser apoyada.
Lidera un grupo de investigación que trabaja en técnicas de control, simulación, planificación y programación de robots y vehículos autoguiados. ¿Eso en qué se traduce?
Básicamente, los trabajos de investigación que hacemos se basan en control de robots industriales o robots móviles (vehículos). En robótica móvil nos centramos en detección y evitación de colisiones, para lo cual empleamos técnicas de inteligencia artificial, detección de obstáculos, seguimiento de líneas dibujadas en el suelo, atraque automático de palets… Esto lo hemos venido aplicando en vehículos terrestres (coches o traspalets industriales) y ahora lo hacemos en otro tipo de vehículos: marinos y submarinos.
Han producido un vehículo ecológico impulsado por biocombustible que batió el record de España. Hace poco presentaron el ‘Orca 300’. ¿En qué proyectos anda metido ahora?
Tenemos tradición en el desarrollo de vehículos de bajo consumo. Nuestro grupo de Alcoy participa en competiciones europeas habitualmente con resultados muy buenos en etanol, pero también últimamente con vehículos solares. En estos proyectos no ha habido financiación. No obstante y en estos momentos hay dos tipos de proyecto con financiación: ‘Prometeo’ (vehículos eléctricos autónomos impulsado por energía solar) y ‘Divisamos’ (vehículo submarino de inspección). El primero, financiado por la Generalitat Valenciana, pretende localizar y potenciar a los grupos de investigación de excelencia de la Comunidad Valenciana. Son proyectos a cinco años y cada proyecto Prometeo viene a movilizar del orden del millón de euros, entre ayudas directas y de becarios. Creo que la Administración en una segunda fase debería comprometer a los grupos con el tejido industrial, forzarles de alguna manera a que lleguen a acuerdos para generar soluciones industriales. Que los proyectos se plasmen en realidad, que generen realmente valor añadido.
Respecto al proyecto ‘Divisamos’, financiado por el ministerio, surge debido a que la CE establece por ley a los estados miembros la obligatoriedad de controlar sus aguas costeras y hacer una buena gestión de las mismas (directiva 2000/60/CE). Vimos que las comunidades autónomas no poseen ningún vehículo de inspección e investigación submarino y por eso desarrollamos el ‘Orca 300’, vehículo no tripulado de inspección submarina. Nosotros lo diseñamos y encargamos su fabricación a una empresa valenciana con experiencia en fabricación de barcos.
Trabaja principalmente para el sector de la automoción, codo a codo con Ford…
La actividad más importante de la Asociación de Investigación en Diseño y Fabricación (surgida a partir del IDF) es el apoyo a la implantación de túneles de inspección de defectos en carrocerías de automóviles. Se trata de un sistema de control de calidad en el que participan dos ingenierías de la asociación (ICEMI y AUTIS). Se desarrolló un prototipo en Almussafes y se ha instalado un túnel en Bélgica. Estamos ahora instalando dos en Michigan y vamos a instalar un segundo túnel en la factoría de Ford en Almussafes. Este verano instalaremos dos más en Kentucky. Y quien sabe cuantos más.
¿Se atreve a avanzar qué futuro depara a la automoción?
Tenemos un debate en el Instituto sobre este tema. Algunos piensan que es el coche eléctrico, pero otros catedráticos dan larga vida al motor de combustión. A largo plazo está claro que serán las energías renovables, pero es en los ritmos a los que nos acerquemos a ellas en lo que no hay consenso a nivel académico. Lo cierto es que nuestra vinculación al automóvil es muy fuerte; la industria del automóvil es tractora y a la Comunidad Valenciana le ha hecho mucho bien. Hay que mimar este sector, nos guste o no.
¿Cuánta gente trabaja actualmente en el IDF?
En la parte académica tenemos unas ochenta personas entre profesores y becarios, con diferente grado de participación. Una parte importante son ingenieros industriales, pues comprende tres de los seis grupos de investigación que tiene el IDF: automatización industrial y robótica, fabricación y vehículos adaptados. Los otros tres grupos de investigación son los de diseño, energías (sobre todo solar) y tecnologías de la información y comunicación (TICs).
En la Asociación trabajan veinte personas a tiempo completo, todas ellas en proyectos industriales. Solo para el proyecto de detección de defectos de la carrocería del automóvil hemos contratado a nueve ingenieros jóvenes en durante los primeros meses del 2012.
PERFIL
Josep Tornero Montserrat (Valencia, 1956) estudió ingeniería industrial en la Universidad Politécnica de Valencia, donde obtuvo el título de Doctor. Catedrático de Ingeniería de Sistemas y Automática de esta universidad, dirige desde 2003 el Instituto de Diseño para la Fabricación y Producción Automatizada (IDF), que da soporte de I+D a la Asociación de Investigación en Diseño y Fabricación, que también lidera.
Las estancias en el extranjero (Máster en Sistemas y Control por la Universidad de Manchester, un año investigando en Nueva York en un centro de la NASA sobre robótica inteligente para exploraciones espaciales, y profesor invitado de la Universidad de Berkeley por un año) han marcado la evolución profesional de este ingeniero industrial.
Docente en diversas universidades españolas y extranjeras, ha participado en proyectos de investigación europeos (ESPRIT BRITE, EUREKA…), de apoyo tecnológico y transferencia de resultados al tejido industrial (ADAPT y PROFIT) y de cooperación educativa.
Colegiado en el COIICV con el número 4529 (lleva siempre el carnet encima), ha sido miembro de la Comisión de Evaluación de los Planes de Competitividad de la Comunidad Valenciana en la Conselleria de Empresa, Universidad y Ciencia. Además ha sido miembro de la Comisión de Ética de la Universidad así como de la Comisión que creó el Plan Estratégico de la misma.