La Visión Artificial es una disciplina científica cada vez más común en un gran número de sectores y ámbitos. La capacidad de adquirir, procesar y analizar imágenes del mundo real ofrece a las empresas facilidades para llevar a cabo tareas a las que el ojo humano no llega fácilmente o, simplemente, supone un ahorro en tiempo muy considerable.
La información que recogen los sistemas de Visión Artificial posteriormente es tratada por una máquina, la cual la asimila y la transforma en datos. Se trata de dotar a la máquina de ojos para analizarla, descomponiendo la imagen en pequeños píxeles y estudiándola. Una vez conseguido este paso, da lugar a la toma de decisiones y a la automatización de procesos.
En IDF fomentamos e investigamos el uso de la Visión Artificial para la detección de defectos de pintura de carrocerías en automoción y otros productos industriales, pero ¿conoces qué otros sectores dan uso a la VA? En este post te contamos cómo la Visión Artificial se ha convertido en un inesperado aliado para muchas industrias.
Algunos de los usos más característicos de la Visión Artificial son el control de calidad, la clasificación, el contaje de productos, el posicionamiento, el control de rotación y el pick and place. Cada vez son más las industrias que la ponen en práctica, incluso combinándola con el trabajo humano, ya que complementa las tareas de las personas llegando donde la vista humana no llega bien.
En la industria agroalimentaria, los agricultores y las explotaciones agrarias emplean cada vez más los sistemas de Visión Artificial para realizar las inspecciones de calidad, ya que tienen el potencial necesario para mecanizar las prácticas manuales de selección a la vez que son capaces de estandarizar técnicas y eliminar determinadas tareas humanas de inspección más específicas. Algunos de los defectos más comunes en la producción agrícola se están detectando gracias a los últimos avances de Visión Artificial.
La clasificación de frutas y hortalizas en óptimas condiciones pasa por la detección de defectos de decoloración, de tamaño adecuado para su comercialización, que presenten alguna deformación y descartarlos, magulladuras debido a los traslados, punto de maduración o la detección de primeros signos de plagas y enfermedades en cultivos. La VA es capaz de detectar estos defectos de forma rápida, sencilla y fiable, además de ayudar a los agricultores a predecir el momento idóneo para la cosecha o detectar productos en descomposición de forma temprana para reducir la contaminación y evitar grandes costes.
En cuanto a la industria cárnica, por ejemplo, podemos identificar otras soluciones que dan respuesta al gran número de requisitos de calidad, desde el matadero hasta que se envasa la carne. La VA ayuda en la inspección interna de los animales para detectar posibles enfermedades, en la clasificación de la carne o el tipo de corte, el control de defectos en productos procesados, el control volumétrico de las piezas o el contaje de las piezas en las bandejas y la lectura de las etiquetas, entre otros.
Por otro lado, en el sector de la logística cada vez son más importantes las implementaciones de sistemas de Visión Artificial para los centros de logística, distribución y almacenes. Este sistema ayuda en la automatización de procesos visuales de control, trazabilidad y manipulación de productos. Y es que, debido a la globalización, la presión sobre las empresas logísticas está incrementando, los productos cada vez se recogen y envían más rápido y los errores de envío resultan costosos, incrementando la productividad y reducir costes.
Además, la VA se aplica como solución al control de calidad del embalaje, la identificación de etiquetas y códigos de barras, la verificación de lotes, la comprobación de las dimensiones de alta precisión, la detección de defectos en las cajas o en los embalajes y su retirada de la línea marcada como incidencia. Todo esto permite un mayor control de la actividad y una mayor eficacia en las operaciones.
Sin duda, estamos ante una tecnología de futuro que se ha convertido en el presente de muchas personas, empresas e industrias quienes, gracias a los beneficios que aportan a su día a día, disfrutan de un mundo colaborativo entre robots y personas.